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Semana Internacional de Cómo Beber de Maravilla

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En mayo, me llamaron de la Revista Etiqueta para preguntarme en qué andaba la semana del 4 de julio. Revisé mi agenda. “Tengo cita con el dentista”. “Ah, me dijeron, era para ver si estabas interesado en ir a cubrir el concurso Diageo World Class Reserve Bartender of The Year. Se va a celebrar este año en Niza, Montecarlo, St. Tropez, Ibiza y Barcelona. Al horno el dentista. Yo empaqué mi maletica de sueños –y dos que tres trajes de baños- y me largué a las Europas a tomar y gozarme el mundo. Con responsabilidad, claramente… (Los puntos suspensivos son la ironía de la gramática… ni ellos me creen).

Mis amigos me decían: “¿pero tú vas para todo eso en una sola semana?” Más te vas a tardar en llegar y regresarte que estar en todos esos sitios”. Y a mí eso no me importó. El solo hecho de escaparme solo a montarme en un barco (era un barco la cosa… muy bucanero chic) era suficiente como para viajar en canoa con tal de llegar. Tengo tiempo sin tomarme unas vacaciones y aunque esto era trabajo, la verdad es que así se hace gratis, con gusto y donde sea.

A mis otros jefes (yo tengo nueve jefes, ergo el buhonerismo) les dio envidia. O al menos eso tiendo a creer. La semana antes del viaje me lanzaron tantos dardos de trabajo que mi maleta se hizo en un acto de milagro. Hasta al taxista que me llevó al aeropuerto le tuve que pedir que pasáramos por la tintorería un momentico a buscar el flux.  

El taxista era un show. “Aguerrevere”, me dijo. “ese es un apellido poco común”. A todas estas yo sentado en la parte de atrás de la camioneta para sentirme como ejecutivo. En cinco minutos estaba pasándome para adelante y prendiendo un cigarro. El señor había sido un banquero que trabajó con mi tío Jorge. Venido en desgracia (él me contó toda su historia… es de Cine Hallmark), entre sus labores estaba hacer servicios de llevada al aeropuerto. Buhonero como yo, totalmente pana.

En el camino buscamos a mi amigo Ray Avilez, periodista que también iba a cubrir el viaje. Apenas salió pensé que yo iba totalmente mal vestido. Ray es de los que si la cosa dice St. Tropez chic, él se viste más chic que el Santo Tropez. Yo en cambio soy Santo Tropiezo. Ray iba de chaqueta y pañuelo. Yo de arremangado Procter & Gamble. Le hice un resumen del E! True Hollywood Story del chofer y arrancamos para Maiquetía. Ahí nos encontramos con los chef del Restaurante Alto y del San Pietro y una gente simpatiquísima de Diageo, listos para abordar el Iberia para hacer escala en Madrid antes de llegar a Niza.

Volar en primera clase es una cachetada a la pobreza. Los asientos están tan separados que tú puedes poner un coche de bebé en frente tuyo y encima sacar la mesa de planchar. Pero uno tiene que aparentar ser serio, cuanto menos elegante. Como ninguno de nosotros es nada de eso, procedimos a darle a cuanto botón tenía esa silla. Eso es como una tumbona de playa. Yo he pasado 34 años de vida encontrando la perfecta posición en una silla de avión y ya la encontré. Es tan solo cuestión de ir a cubrir un concurso en primera clase. Ahí no importa el jet lag. En primera clase Jet Lag es una japonesa que te da champaña y jamón de jabugo.

Llegamos a Barajas el cual me pareció un aeropuerto impresionante aunque para los fumadores es la patada. Nueve horas ansioso (aunque reclinado) no ayudan para nada. Sobre todo cuando uno está desorientado porque no entiende qué hace el sol levantado cuando uno se debería estar acostando a dormir. Pero las ganas de fumar siempre se olvidan cuando sabes que lo que te queda es viaje. Cercano a las once llegamos a Niza donde nos encontramos con Leo y Pedro, los editores de la revista Complot que también venían al viaje y juntos nos enrumbamos hacia el hotelito que nos tenían preparados.

Ahí fue mi encuentro con los periodistas latinoamericanos invitados por Diageo. Comenzó así oficialmente mi Semana Internacional de Cómo Beber de Maravilla Sin Que Te Dé Ratón Con Gente Que Es Igual de Chévere Que Tú.-
Foto: Mark Tomaras (cuyo apellido irónicamente es lo más espirituoso que he oído).

Niza: Donde Yo Soy Penoso y lo Demás es Cuento Hasta Que Conozco a la Virreina

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No sé qué me pasa a mí con las situaciones nuevas pero a mí la simpatía no se me da de buenas a primeras. “Tú eres un Leo que se muere por ser Virgo”, me dijo alguien una vez. No sé mucho sobre astrología pero a juzgar por mi hermana Virgo (pero no virgen porque si no, no sé de dónde salieron sus hijos) mi actitud cuando conozco a gente es como ella, como con pena. Irte solo a un viaje con extraños es un reto. Irte solo a un viaje con extraños y sin señal abierta de WiFi es más o te presentas o te lanzas por la borda del barco.

Pero el problema es que en verdad, “Hola, soy Toto” no se puede decir con jet lag. Ahí hay que explicar mucho. Por lo cual en el desayuno de bienvenida que se le dio a los periodistas lationamericanos antes de abordar el barco que nos llevaría a la competencia Diageo Reserve World Class solo me dediqué a reírme de manera elegante, oyendo nombres de revistas que venían a cubrir el evento a ver si me resultaban familiares. “Vengo de Caras… Escribo para Gatopardo… soy de Tendencias… Yahoo en Español… yo vengo de Esquire”. Yo, un bloguero, con unos cuarto bates. O por lo menos lo fui hasta que conocí a Hola! Colombia.

La cosa con Colombia es que mencionarle el chiste del Miss Universo a un colombiano siempre funciona para romper el hielo. En un momento noventoso, Colombia quedó tres veces consecutivas de primera finalista y no hay colombiano que no esté picado con eso. Siempre mencionan una Miss Universo que ganó en el año de la cataplun y cuando uno les pregunta si han quedado de algo después, dicen con todo el pesar del mundo… “Sí,bueno  tenemos virreinas”. Juliana de Hola! Colombia es una de esas que usa esa frase.

Pablo, relacionista público de Diageo quien es una especie de John Goodman haciendo de Pedro Picapiedra con acento argentino de lo simpático que es, nos invitó a todos a que nos presentáramos. Cuando le tocó el turno a Hola! Colombia, a Leo el de Complot y a mí no se nos ocurrió mejor cosa que decirle que debía presentarse como las Misses tipo:  “My nei is Juliana, ai tuenti tú yirs ol an ai reprisen Colooooooooombia”. La respuesta de Juliana fue el detonante: “eso lo dicen porque son de Venezuela y nosotros tenemos solo virreinas”.

Jackpot. Juliana se quedó La Virreina por el resto del viaje. Y yo fui feliz porque eso nos abrió la puerta para que todos nos conociéramos a punta de chistes como lo hacen los latinos. Cada uno un mundo de un país distinto pero chistoso al fin. Cuando una de ellas mencionó que se había enterado que estaba embarazada la noche antes del viaje, alguien dijo: “en la semana de tomar… amiga tú perdiste”. Laura de Trinidad y Tobago y las brasileras no entendía ni pio de lo que decíamos pero creo que los que hablábamos español tampoco. Eso fue una mezcolanza de chicos con ché nenas, de vos con tú.

Me pasó con Rafaella de Perú que le conté un cuento comiquísimo sobre como a la Zubi mi amiga le dijeron cuando se comprometió: “te puedo comprar un anillo de compromiso o una poceta, tú escoges porque las dos cuestan lo mismo”. Rafaella no rió mucho, hasta que me di cuenta que poceta es una palabra que no se usa en Perú. Cuando entendió me dijo: “bueno, por lo menos tuvo su aro… el del inodoro”. Es cuestión de traducción para que el chiste tenga otro punchline. Lo cierto es que cuando estás con 24 latinos de 10 países distintos, la única frase universal es: “¿habrá WiFi?” Todo lo demás es sujeto a doble interpretación.

Niza es sensacional. El malecón para caminar es de postal de los años cincuenta aunque inentendible como la gente puede echarse en una playa de rocas a coger sol. Por eso es que los europeos se vuelven locos con América Latina. Eso de arena como que es de edición limitada. Esa mañana en el desayuno donde nos hicimos amigos caminamos juntos al hotel para arrastrar maletas a cubrir lo que sería conocido como la experiencia Diageo: Toma responsablemente… pero no dejes de probar ese coctel.
Foto: Mark Tomaras

Montecarlo: ¿Cuál es la clave del WiFi de los Grimaldi?

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Con la maleta arrastrada, nos trasladamos hacia el puerto de Niza listos para abordar el crucero Azamara Journey, el cual sería nuestro hogar/bar/discoteca/sanatorio por cinco días mientras cubríamos la competencia Diageo Reserve Worldclass Bartender of the Year. Una cosa es ser recibido en un barco con un coctel de fruit punch con paragüitas. Otra muy distinta es que te den la bienvenida los mejores 44 bármanes del mundo. Y en el barco, Diageo no escatimó para hacernos sentir una experiencia sensorial. De proa a popa el logo de la competencia estaba presente y todos los rincones del barco habían sido cambiados para reflejar las marcas de la empresa como para hacerte sentir en casa cada vez que dijeras "¡salud!" (el cual se decía cada cinco minutos claramente).

En un bar interno estaba el Bar Don Julio, donde podías tomarte un tequila reposado con unos tacos mexicanos. Al Tanqueray Bar solo le podías entrar con una contraseña, 1830, año en el cual Charles Tanqueray comenzó a destilar ginebra. Cirooc se agarró el cabaret para hacer una experiencia hawaiana; el Salón Zacapa estaba decorado con todas las distintas barricas que utilizan para el añejamiento del  ron y arriba al aire libre el Ketel Bar con sus teteras de vodka.


Esa misma noche arrancamos con una gran fiesta hacia la costa de Montecarlo. Como el sol en Europa le da flojera irse a dormir, la travesía fue deliciosa. Mónaco me impresionó, una vista sensacional cuajada de carreteras (“¡la pobre Grace!” pensaba yo), edificios emblemáticos y, como principado no es principado sin yate, estaba anclado el Topaz, uno de los yates más largos del mundo. Arriba en el Ketel Bar, los latinos celebramos con vodka nuestra llegada, intentando buscar señal para subir fotos al Instagram. “¿Cuál será la señal de los Grimaldi?” preguntaba Pedro de Complot. “Escandalo1" si es Carolina, decía otro. “Escandalo56 si es Estefanía”, decía yo.

En el barco había periodistas de todas partes del mundo aunque nuestro grupo se veía más cohesionado que el resto. Ahí tuvimos la oportunidad de conocer a varios bartenders, entre ellos David Ríos de España, un tío fenomenal y Mario Seijo de Puerto Rico, un chamo coolisimo preparado para los retos que comenzarían al día siguiente.
Parte del grupo de bartenders. Señalando el español David Ríos. A su derecha Mario Seijo de Puerto Rico.
 

Los 44 bartenders no la tenían fácil. Esto es como el Mundial. Debían medirse en ocho retos con dos eliminatorias. En la primera pasarían solo 16 clasificados, en la segunda 8 para luego premiar a 4 campeones regionales y escoger a solo 1 como el Mejor Bartender del Año. Esta era la quinta vez que se realizaba la competencia y a bordo del barco se encontraban los ganadores de ediciones pasadas, listos para contar sus experiencias y servir uno que otro old fashioned.

Esto sí digo, uno no se ha tomado un mojito hasta que no te lo sirve un Bartender del World Class.-
Fotos: Mark Tomaras y Shelby Soblick.

Toto Va a la Universidad de Licores Diageo

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En el marco de la competencia de Bartender del Año en el Diageo World Class Reserve, parte de mi trabajo era ir a ver las competencias de los bartenders. El formato es muy similar a un reality show, de hecho había una productora a bordo del barco que va a sacar el programa para la televisión en los próximos meses. Una delicia para el mundo, aunque no tanto para nosotros pues teníamos que esperar a que montaran las luces, posicionaran las cámaras y nos dijeran cada cinco minutos “sorry guys, but could you move?” Yo me pasé todo el viaje moving away de una cámara.

El formato de la competencia es que los 44 participantes debían pasar por 8 retos con dos rondas eliminatorias donde clasificaban primero 16 y luego 8 bármanes. Nada de “vamos a ver quien lanza la botella más alto”, eso es Tom Cruise en Coctel. Aquí el objetivo era ver quién creaba el trago que no se había visto nunca, que marcase tendencia. Y se vio de todo durante los retos con nombres como el Reto de la Alfombra Roja que consistía en crear un trago inspirado en el Festival de Cannes; el de la Hora del Juego, inspirado en la era de la Prohibición y así en sucesivo.

Ahí me maravillé con todo. Un  coctel Tanqueray No. Ten vertido dentro de una cámara fotográfica; un whisky Talisker que incluyó un vaporizador que soltaba el olor de George Clooney (“rico en barricas” según su creador); una vodka Ciroc servida dentro de un globo que al pincharse se vertía en el vaso; y un twist del Bloody Mary hecho con Don Julio reposado y servido dentro de un pimentón rojo socavado. Todos esos tragos fueron parte de las sorpresas con las que los bármanes nos hacían decir: “ooohhhh”. Hasta que alguien de la televisión venía a decirnos: “sorry guys, but could you please be quiet?”


Los jueces evaluaban no solo la creatividad sino la originalidad y el tiempo. Los bartenders tenían 10 minutos para preparar el trago y 10 para presentarlo. Si no, les quitaban puntos. A los que no hablaban inglés les ponían un traductor. Algo difícil cuando por ejemplo el de España creó un trago con aroma de azahar y el traductor se quedó en neutro. En verdad, ¿Cómo traduces esencia de azahar? Los jueces luego probaban el trago y hacían sus anotaciones y el mismo quedaba sobre la barra para que lo probara el público (léase yo, de metiche).

Cuando no estaba viendo las competencias asistía a seminarios y catas. Cosa que me encantó porque en el Azamara Journey la idea de una cata tradicional no era como las que uno está acostumbrado que son un fastidio. Aquí la meta era hacerse amigo del trago más que aprender detalles de su proceso de fabricación que se olvidan pronto.

Lo que me encantaba es que los líderes de la marca estaban  ahí en el barco, entusiasmadísimos por lograr que nos enamoráramos del licor. Jean Sebastian Robiquet, el genio detrás de Cîroc, es un francés simpatiquísimo a lo Pepe Le Piu, cuya idea era transmitirnos que la vodka Cîroc, hecha a base de uvas, es un estilo de vida. Para Venezuela vienen prontamente las nuevas botellas de la vodka en agua de coco, durazno (una delicia) y de red berry. Le pregunté qué significa la palabra Cîroc y me contó que es una palabra compuesta de dos palabras en francés: cima y roca.

En otra reunión, esta vez con la gente de Blue Label, se desechó la idea del “nótese como las lagrimas del whisky caen sobre la copa” que uno las ve como quien ve un ecosonograma de buenas a primera y no entiende nada pero se hace el que sí sabe. Aquí lo que hicieron fue poner sobre la mesa bolsas de té, frutas, vegetales y todo aquello que estaba disponible durante la época cuando se comenzó a producir el whisky por primera vez. Era una historia de dónde venimos y hacia donde hemos llegado la cual culminó en probar el Blue Label en copa de champaña aderezado con el licor Pepe Ximénez. Para alguien que ahoga su whisky en hielo de rolito y agua esto fue un gran descubrimiento. Estamos tomando el whisky mal.

Pero sin duda, la estrella de las catas se dio en el Salón Zacapa. Ahí estaba Lorena Vásquez, la Master Blender del Ron Zacapa. Lorena es un fuego artificial de simpatía. Es más diminuta que un pen drive pero su derroche de alegría por contarnos como se añeja el ron Zacapa en distintas barricas de 6 a 25 años nos hizo enamorarnos de ella y del ron. Sobre todo porque nos permitió crear nuestra propia mezcla.
 

En el salón estaban puestas unas cinco barricas de donde podíamos verter en una botella los mililitros que quisiéramos para hacer el ron de nuestra preferencia. Naturalmente mi falla matemática hizo que fuera un desastre pero la actividad fue divertida. Aquí tengo mi botella de ron sellada donde hay que esperar dos semanas para abrirla a ver si mis dotes de Master Blender se me dan (auqnue por la cara de Lorena cuando vio mi fórmula creo que no llego ni a la pasantía).  

Cuando no estaba en la Universidad de Licores, hablaba con los bartenders para ver cómo les había ido. Todos simpáticos y contentos con la competencia. Hasta que llegaba un equipo de producción de la televisión a decirme: “sorry but…”

Yeah, yeah…
Fotos: Mark Tomaras

Conversas Latinas Sobre Caracas

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En una cena sensacional que me ofrece la gente de Ron Zacapa, me doy cuenta que he sido un pésimo embajador para Venezuela en este crucero. Cuando me preguntan “¿cómo va la cosa en tu país?” les pido su servilleta porque de ahí se pueden cortar cuatro pedazos de tela para hacer papel higiénico.

Es una cosa insoportable el hablar mal de tu país, pues a mí siempre me enseñaron que cuando uno viajaba se convertía en la representación de los valores inculcados en su tierra. Ahora me doy cuenta que mis papás criaron a un Mini Ministro de Relaciones Extranjeras que creció para convertirse en un cínico apátrida. Pero en verdad, cuando la noticia más impactante de un país es que no hay papel higiénico, ¿cómo defenderse con las palabras del Canciller Jaua: “… sí, pero hay Patria”.

Lo que me sorprende de la aseveración es que la gente que no vive en Venezuela jura que no hay, no hay. Que nos limpiamos con una hoja de plátano o algo típicamente autóctono que uno encuentra en un cuaderno de sexto grado cuando estudia a los indígenas. Eso, claramente no es verdad. Hay papel higiénico. Lo que pasa es que no está la marca que a ti te gusta ni la cantidad que tú quieres. Y cuando hay alguna más o menos decente, hay un cartel que dice: "Disculpe la molestia, dos por familia". En otras partes del mundo, me dicen mis nuevos amigos latinos, eso se llama escasez. Pero en mi país, según el Presidente del Instituto Nacional de Estadística, eso se llama que los venezolanos “estamos comiendo más”.

Lo que me impresiona de comparar culturas es que mientras todos le tenemos miedo a la inseguridad y le huimos a la noche, la frase “por lo menos no es como en Caracas” no viene de mi boca sino de otros. La imagen de mi capital es una francamente deteriorada donde en un folleto de viajes resalta más la anarquía que cualquier otra cosa. Que aquí se hayan blindado carros y que una persona tenga una escolta cuando no es banquero o político es algo increíble. Pero en Caracas ya ambas cosas se ven normal. Ser escolta en Caracas es el nuevo "soy la amante". Todo el mundo lo tiene.

A veces me pongo a pensar si no sería un acto de rebeldía el irse con una mesa, un mantel de cuadros, una vela y dos vasos de vidrios con una botella de ron a la Avenida Francisco de Miranda y sentarse en la calle como una escena de La Dama y el Vagabundo. En todas partes del mundo hay cafés de calle donde la gente se sienta a no hacer nada sino a ver la tarde caer. ¿Por qué en Caracas eso no sucede? Porque vendría alguien corriendo a robarte el teléfono celular me imagino. Es falta de visión pero también lo es de una maldita inseguridad que no te deja ni siquiera tomarte un café y luego irte caminando hacia tu casa con las fotos que tomaste del atardecer veraniego o de algo ilógico como un hombre cargando un arpa. Eso no es triste, eso es miseria. Pero no lo del arpa, eso ya es francamente cómico.  

Se ha convertido particularmente engorroso defender a Venezuela en el exterior. Miento, ni siquiera a Venezuela, tan solo a Caracas. “Vete, entonces”, me dice alguien. Sí, pero no es tan fácil cuando uno sigue empeñado en hacer ciudad. Siempre hablo de un pasaje de un libro que no recuerdo que dice que toda ciudad tiene una palabra, Roma es sexo, Paris es amor, el Vaticano es poder. Si tú vives en esa ciudad y no concuerdas con esa palabra, esa ciudad no es para ti. Te tienes que mudar a una que sea el fiel reflejo de lo que tú también piensas.

Porque por ahora soy solamente una maraña de tráfico y de calles sin cafés donde no hay papel con que limpiarse. O por lo menos el papel que tú quieres. O la cantidad que busques. La nueva palabra de Caracas es “falta”. Y eso me amarga un poco.

Salud.-

St. Tropez Chic... es tal cual como en la Hola!

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Una de las cosas cómicas del viaje es que todos los dress codesvenían acompañados de la palabra chic. Desayuno en la terraza, traje casual chic;  almuerzo Blue Label, whisky chic; póngase la pijama, bóxer chic. Todo es chic pero eso te deja a innumerables interpretaciones: ¿cómo ser chic cuando tú lo que te estás es muriendo de calor?

Una mañana el barco Azamara Journey atracó en St. Tropez. Y ahí vale todo con tal de que sea chic por lo cual hay que sacar el sombrero, los zapatos sin medias y la camisita arrugada a propósito en las mangas. Porque nada te prepara para lo que tú vas a ver: yates, yates y más yates… y cuando crees que los has visto todos y que eso es una patada a la pobreza te sale otro yate más llamado Miss Misery. Miseria la de uno que viene de un país con control de cambio.

Con Leo y Pedro me desayuné tempranito y nos montamos en un barquito que nos llevó hasta la costa. Lo bueno de estos pueblos es que tú no llevas ni mapa sino que te dedicas a perderte por las calles y a tomar fotos de cosas que cuando te volteas ya hay un señor vendiéndote la misma foto en postal casi que con la estampilla lamida y puesta.


 
La nota de llegar temprano es que te da para recorrer el mercado de St. Tropez. Los bartenders del Diageo World Class Rerserve tenían un reto esa mañana en la que tenían 30 minutos y 30 euros para comprar ingredientes para los tragos que debían preparar esa tarde antes de las eliminatorias. El mercado es como para comprarte una bolsita y preguntarle “¿me lo pueden mandar a Venezuela?"  Todo te lo quieres llevar. Especies, te las tienen. Jamones, vengase; carteras de Hermes que usó una nonna y ya no la quiere, llévatela; suegro fastidioso… no, ese hace falta para que venga a recoger el perolero y no está en venta sino hasta el invierno.

St. Tropez parece estar dividido en calles pues en una encontrábamos todas las flores, en otra las galerías de arte y en otra unos marihuaneros felices con su calidad de vida. Encontramos una tienda de sombreros de Panamá que me parecieron sensacionales. Me dio demasiada risa que entró una señora a probarse un sombrero y la dependienta le dijo que no porque estaba toda sudada. Ante todo, St. Tropez es chic. Ahí la gente no suda salvo nosotros los pobres. Había una maquina que echaba vapor para moldear el sombrero que por supuesto yo tenía que tocar. Me quemé. La dependienta me sonrió (por la única razón que yo no estaba sudado) y me señaló un aviso que decía: “No tocar. Está HOT.” Ah…
 
 

El pueblito está lleno de tiendas de marca escondidos en casitas muy provincianas. Salvo Chanel que eso es como la casa veraniega del Gran Gatsby en el caso de que a Jay Gatsby le diera por jugar a ser pobre como María Antonieta en el Hameau. Pero lo mejor sin duda, es que no importa donde te sientes tú te vas a encontrar a los GTV (gente de toda la vida). Claro, la cosa es que esa GTV las ves en la Hola! y como en tu casa se creció con esa revista, juras que son amigos tuyos. #error

En una sola tarde yo almorcé con el jugador de polo, modelo de Ralph Lauren y embajador de Blue Label, Nacho Figueras (cuyo cuento de ese almuerzo va en la revista Etiqueta de agosto pero digamos que fue un almuerzo donde básicamente Toto es el stalker oficial de Nacho Figueras por todas las razones equivocadas que involucran cambiarse de mesa tres veces porque le molesta el sol en la calva justo en el momento cuando el jugador decide cambiarse de mesa).
 
Luego sentado en el malecón con Valentina; Jensen, Vero y Copito, otros amigos latinos, vimos a Ivana Trump pasear a su boy toy y también a su perro. Y luego a Giorgio Armani caminando como quien va a comprar helado a la esquina. Ya para las seis de la tarde cuando Nacho Figueras apareció por casualidad en la calle la cosa era más: “ay, ahí está el amigo Nacho otra vez, seguro es que anda perdido. ¡Nachooooooo! ¿por qué sale corriendo?”.

Así es St. Tropez. Todo bello, todo chic. Pero no sudes porque te regaña la dependienta.
Fotos: Mark Tomaras y mías (las más chimbas).

Noche Bizarra

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Photo: Jet Set Report
Imagina que es la hora de cenar. Te has perdido del grupo de tus amigos y caminas hacia el hotel donde almorzaron para ver si por casualidad alguien sigue por ahí en un very late pousse-café. Llegas y no ves a nadie pero el guardia de la puerta dice tu nombre y te señala una camioneta Mercedes Benz. Te montas. Las puertas se cierran. En ese momento piensas que te secuestraron pero bueno, da para un buen cuento. El carro comienza a manejar cuesta arriba por unas colinas y ahí si piensas si en este país operarán las FARC. Pero no preguntas. Hay cierto deleite momentáneo en saber a dónde te van a llevar.

El carro llega a un sitio en la playa con dos ánforas de mármol gigantes que custodian una puerta de madera blanca. Entras por un camino flanqueado por cortinas de nácar y flores. A los lados ves estatuas un poco cursis de ninfas griegas danzando ante el reflejo de luces moradas. Caminas un poco más allá y el instinto te da para empujar dramáticamente una cortina para ver la playa. Y ahí sucede. Una

-¿Dónde estaban metidos?

Por alguna razón aquí está todo el grupo. Como llegué yo aquí no tengo idea pero es como si el universo hubiera conspirado el encuentro. Estamos en Stefano Forever, un restaurante cabaret del cual nadie en el grupo conoce y que se reserva por casualidad buscando sencillamente en Google “lugares para comer en St. Tropez”. El indicativo en el hotel donde almorzamos: cualquier persona que llegue, tráiganla a este lugar. La casualidad no puede ser más perfecta.

Stefano Forever es un club de playa de día y un cabaret de noche. Su decoración de fuentes griegas en las terrazas es solo un abreboca para la decoración en el restaurante: todo es shocking pink, con candelabros, muchos candelabros y espejos guindados por todas partes. En las mesas hay objetos vintage, las sillas son todas como la mesa de té de Alicia en el País de las Maravillas, los manteles son rosados, las paredes terciopelo. Es el departamento de la Barbie invadido por Osmel Sousa. Es kitsch, es cursi, es surrealista… es fabuloso.
La mejor noche de tu vida es la que no te imaginaste. Y esto es Stefano Forever. Mientras salen los platos y los vinos –rosados por supuesto- la música suena. Bailas lo que quieras, Welcome To St. Tropez de Dj Antoine; I Love It de Icono Pop; Get Lucky de Daft Punk, y porque la vida es así: Smells Like Teen Spirit de Nirvana. Ahí no cabe lugar para la timidez, esa la dejaste en la puerta junto a la camioneta secuestrable. Aquí es levantarte de tu mesa y subir los brazos, irte al escenario a saltar, descubrir un cofre con disfraces y montarte lo que sea encima. Sobmbreos de piratas, un bikini de conchas marinas, un loro en el hombro, lo que más te plazca. La noche es tuya y tú eres la fiesta. Incluso cuando te toca cantar góspel.

Hasta que caes agotado y no puedes más. Y te tienes que salir porque el sudor de la euforia te recuerda que no tienes diecisiete, ni estás en una despedida de solteros como en la mesa de al lado. Necesitas respirar e irte a la playa con sus cortinas y sus estatuas griegas a oír el mar, a tomar un sorbo de tu vino y a preguntarte: ¿dónde coño estoy yo?

Estás en St. Tropez. Donde te montas en carros con extraños. Y donde no puedes creer que la vida sea así de divertida.-

Ajá, St. Tropez es chic… pero ¿quiénes son las Snooki?

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Esto que voy a decir es como cuando llega alguien a una pizzería y pide una ensalada. No se hace. Pero me parece necesario para desmitificar una leyenda. Yo toda la vida había jurado que la gente que rumbeaba en Europa era espectacular. Y lo son, espectacularmente millonarios. Con tragos a 30 euros, cigarrillos a 20 y un servicio de botella con un precio digno de fotografiarlo en #richkidsofinstagram es lógico que un local haga un millón de euros cada noche durante la temporada del verano. La gente viene a rumbearse la vida.

A las dos de la mañana entré a una discoteca en St. Tropez llamada The VIP Room. Es un lugar donde no te hallas de lo bien que la pasas porque ahí todo el mundo es el rey del after party y si tú no brincas, perdiste. La música es genial porque mezclan hits de la temporada con canciones que uno se sabe de memoria –insisto no es normal que yo haya saltado con Nirvana dos veces en St. Tropez-. Eso ayuda a pasarla genial y no ser un turista en una esquina (aunque yo era el único en shorts porque no me dio tiempo de cambiarme así que me imagino resalté por todas las razones equivocadas).

Tú entras al local entre un foco de paparazis (yo eché mi posada pero nadie me paró), pasas por una larga barra y llegas a un antro de cuerpos que bailan alrededor del DJ. Encima de él, dos Svetlanas Nicolaevnas en lingerie de La Senza que se mueven al ritmo de la música y que en mi opinión hacen trabajo forzado o tienen morochas que las sustituyen porque esas no se bajaron de su tarima en toda la noche. Arriba, en el segundo piso la gente rumbea con sus tragos y abajo es cuestión de unirte a la masa humana y dedicarte a gozar.

¿Pero por qué las mujeres son tan feas?

Claramente el feo soy yo, ahí no hay nada que hacer. Pero en cuanto a mujeres, salvo las dos rusas bailarinas, las demás eran una mezcla entre rubias oxigenadas y árabes (lo cual supondría una gran belleza), todas con vestidos de neón tan cortos que casi que se les veía el Tampax. Pero eran contadas las que verdaderamente provocaba voltear a ver. ¿Dónde está Penélope Cruz cuando uno la necesita? Las demás eran como si Snooki hubiera decidido que la anorexia está in este verano. Las únicas espectaculares eran las latinas con las que yo estaba, así que honestamente digo que las mujeres de acá no tienen nada que envidiarle a la noche. A menos que seas una pre-pago latina, pues. Ahí sí pegabas perfecto.

El tema con las rumbeadas cuando uno está en un crucero es que te alertan que debes estar montado en el barco a las cinco de la mañana porque si no el barco te deja. Y eso te lo repiten hasta la saciedad y si eres latino casi que te lo tatúan en el brazo. Porque vaya que nosotros si somos “ah, eso seguro no sale a la hora. Dale cinco minuticos más que si no pedimos un moto taxi acuático y los alcanzamos”. Pero la cosa es militar, por lo cual hay que rumbear mirando el reloj, no vaya a ser que te quedes con Snooki.

Entre Eliminatorias y Sesiones

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Una de las cosas que te preguntan tus amigos por teléfono sobre cómo va el viaje del Diageo Reserve World Class es: “¿pero no te estás muriendo de tanto tomar?” Y la verdad es que no. Cuando uno toma bien, el ratón es lo de menos porque te enseñan a como degustarte un buen Negroni sin que los otros cuatro te maten. También porque cuando estás en un barco lo único que haces es comer en cantidades. Lo que quieras. Lo que sí apremia es el cansancio. Eso de rumbear y acostarte a las cinco de la mañana para luego estar de punta en blanco  (y chic pero Schick porque hay que rasurarse la barba) a una hora decente a trabajar a mi se me da de maravilla. Creo…

El domingo después de St. Tropez nos la pasamos a bordo del Azamara Journey rumbo a Ibiza. O por lo menos eso creíamos pues cuando me encontré al capitán y le pregunté qué dónde estabamos tuvo que hacer una reflexión tipo “bueno, si allá está el norte y ese es el este…. Debemos estar en la costa italiana”. Siempre es bueno saber que estás en manos de un capitán que consulta a Siri para ver por dónde va.

Ese día fueron las primeras eliminatorias de los bartenders en la cubierta del Azamara. Como es una especie de reality show los iban llamando en grupos de cuatro para eliminar a 28 y quedarse con 16. El equipo de producción nos había pedido que estuviéramos allí para apluaidrlos y colocó una zona resguardada por una cuerda para que no estuviéramos en la toma. Eso clarametne fue respetado por todo el barco menos los latinos, que no le paramos a la cuerda hasta que alguien con más decencia que nosotros nos lanzó el acostumbrado: “sorry guys but we need you over on THAT side of the rope”. Ahh…. Para eso era la cuerda.


 

Cruzábamos los dedos para que quedaran más latinos. Había un venezolano representando a Panamá y un colombiano a quien habíamos seguido de cerca a quienes aplaudimos con furia cuando lamentablemente no quedaron. Pero nos alegramos por la inclusión de Mario Seijo de Puerto Rico y David Ríos de España (a quien lo adoptamos como nuestro porque cuando uno está en un buque eso ya es medio Cristóbal Colón). Nos encasquetaron como latino al de las Islas Caimán que era tremendo tío pero creo que ninguno de nosotros sabía dónde quedan las Islas Caimán.

Resultó un poco doloroso ver a los que no quedaban pues habían algunos bastante afectados al no ser incluídos. Pero como les decíamos: "¡"eres uno de los 44 mejores bármanes del mundo! Ahora ve a disfruta la piscina y luego saca tu tarjeta que aquí es el lugar idóneo para conseguir trabajo". Algunos se tomaron en serio nuestra recomendación de piscina, otros vieron esto como la oportunidad de negocio más grande del planeta.

Por la tarde tuvimos sesiones de tendencias con Dylan Jones el editor de la revista GQ del Reino Unido y con Luca Deplano de Banyan Tree. Éste último me gustó mucho porque dijo que entre sus tres lujos en la vida estaban el tener su propio sastre y su propia mezcla de café. Un tipo serio. Hablaron mucho sobre la importancia del Twitter y para Jones, es necesario que el Editor o Director Corporativo de la empresa sea el responsable de manejar la cuenta en Twitter porque esa es la primera respuesta inmediata de cómo piensan los consumidores y si el jefe no conoce esa información, no puede tomar decisiones importantes. Como nota curiosa, mencionó que Londres tuvo un incremento como destino turístico para las lunas de miel luego de la Boda Real entre Guillermo y Kate.

 
Luego me metí en una charla de Tanqueray la cual se concentró en si al Bartender se le debería llamar mixólogo o simplemente barman y si la diferencia realmente importaba. En verdad fue un tú a tú entre dos eruditos a los que no resistí preguntarles: “¿realmente importa? Al final del día lo que quiere el cliente es un trago”. Aunque los asistentes asintieron, a los foristas no les gustó mucho la pregunta porque me contaron que se trataba de brindar una experiencia y que la diferencia era importante. Y en eso estoy de acuerdo. Pero como asiduo a un bar no llamo a un barman, “oye mixólogo, ¿me darías por favor un gin tonic?  Gajes del oficio me imagino que son importantes para quien lo ejerce pero no tanto para los que buscan la experiencia de un buen servicio, una amena conversación y un trago para pedir dos más.

Recuerdo una cena en Ibiza hace años donde nos sentamos Sicilia mi amigo y yo con una conocida mía toda prepotente que diseñaba joyas. Sicilia le mencionó el nombre de otra persona que diseñaba y ella le respondió ofendida: “ella es diseñadora de joyas. Yo soy orfebre”. Menos mal no sirve tragos. ¿Cómo se conversa con alguien que de buenas a primeras se pasa la vida aclarando cosas que no van en el trago?

Fotos: 1 y 2, Mark Tomaras. 3: The Guardian.

Cómo Conquistar Ibiza a Pie y Luego Destrozarte Los Pies Rumbeando

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Uno siempre jura que va a llegar a la isla de Ibiza con esta actitud:


La realidad es muy diferente. Cuando se tienen cinco días montados en un barco sin señal de Internet, la verdadera actitud ibicenca es esta:
 

Y esta foto fue tomada después de conquistar el casco histórico de Ibiza a pie. Para ser una isla mal comportada, la misma tiene sus sitios PG-13 como es el caso de las fortalezas y catedrales que implican subir cerro arriba, en sandalias por supuesto, porque ante todo turista pero tampoco como si fueras a hacer el camino de Santiago.

Lo mejor de llegar a estas islas es perderte a ver qué encuentras. A fin de cuentas, como dice Leo de Complot, siempre vas a perder cuando llegues a tu casa a contarles a tus amigos lo que hiciste. Según él, uno se va de viaje a la Cochinchina y se mata recorriendo iglesias, santuarios, tiendas y museos varios. Cuando llega a su casa sintiéndose todo viajado siempre sale alguien que te da preguntar: “¿y no fuiste a las ruinas de Rodas?” No, no fui. “Ay, pero tenías que haber ido a las ruinas de Rodas”. Ahí te sientes como si tu viaje a la Cochinchina fue un fracaso. #malditasruinasderodas.
Yo vestido como Kurt en La Novicia Rebelde en mi idea de La Cochinchina. Para que después no me digan "¿Y no estuviste en una calle de pedras sin una Pitufina de azul detrás?
 

A Ibiza se le entra por el puerto y vas recorriendo calles. Todo el mundo está buenísimo. Y cuando digo todo el mundo es que el basurero tiene más músculos de los que tiene Arnold Schwarzenneger en una pierna. Pero eso es lógico, cuando el casino del puerto dice: “sociedad cultural” ya sabes que aquí la intelectualidad no la vas a encontrar. Esto es rumba, tragos y perruquerías. Así mismo, perruquerías.

 

El sol es de esos que decidió temprano en la vida que vacacionar en Ibiza era lo máximo y de ahí no se va. La mínima es 31. Algo dantesco cuando comienzas a subir calles de piedras y sientes que te vas a derretir. Cuando llegas al tope de, a ver la bahía la brisa te echa una mano. A veces demasiado como sucedió cuando llegamos a la catedral.

No voy a decir nombres so pena de ofender pero fue cómico el episodio. Una de las chicas me pidió que si por favor le podía tomar una foto en el muelle. Llevaba un vestido corto y la verdad es que la brisa estaba en su punto. Cual turista japonés me agaché para hacer la toma y gritar el consabido: “A ver, 1… 2… di Cheese”. Justo en el momento en que apreté el botón vino un ventarrón que la dejó a ella como Marilyn Monroe en La Picazón de los Siete Años. Suficiente con decir que esa foto tuvo que ser borrada en el acto.

De ahí queda bajar sin zapatos porque con las piedras te resbalas y eso de desnucarse en Ibiza es muy Duquesa de Alba con fractura de cadera pero no es lo recomendable. Nuestro próximo destino es caminar hasta llegar al Blue Marlin, para ver a los 16 bármanes del Diageo World Class Reserve en su penúltimo reto antes de la eliminación final.
El Blue Marlin queda en un acceso cerrado donde no te dejan ni siquiera pararte en la sombra de la vitrina de las tiendas “porque estamos vendiendo”. #ilogico. Y aunque los bármanes están haciendo un trabajo increíble, las cámaras de televisión nos opacan la vista. Antes de que un miembro del equipo de TV nos venga a decir el acostumbrado “sorry guys, could you move?” decidimos mejor echarnos una escapidta y montarnos en taxis hacia la playa Es Cavallet. No ir a la playa en Ibiza es como no ir a las ruinas de Rodas en la Cochinchina. Hay que ir.

Llegamos al Chiringuito, un lugar fenomenal al borde de la playa donde tomas vino helado con los pies metidos en la arena. Todo el mundo está bellamente relajado pues la vista así lo amerita. Tanto, que en la playa somos los únicos que andamos vestidos. El resto anda felizmente desnudo. A Mark nuestro fotógrafo lo paran y le preguntan que si es paparazzi. Súper tranquilo y relajado el lugar. Pero la mitad del grupo no llega y después nos enteramos que están en La Escollera, un restaurante en el otro lado de la playa donde ya han pedido tinto de verano y paella. Bueno, a comer se ha dicho para allá.



Comemos fenomenalmente bien y luego partimos hacia el barco para prepararnos para la noche. Hoy vamos al Hotel Ushuaia a un coctel de Cîroc. El hotel nos cuentan, no daba pie con bola pero decidieron crear el Ushuaia Tower con una vista impresioannte en la terraza del PH y ahora es fenomenal. Tan fenomenal que al llegar, miro hacia un lado del balcón y veo una piscina gigante con un mar de gente brincando. Abajo toca nada más y nada menos que David Guetta. It’s Good to Be Toto en este momento.
Arriba Don Totin


Abajo David Guetta
 
La fiesta está decorada como un avión. Los mesoneros todos de sobrecargo y las modelos cada una más espectacular que la otra de aeromozas con sombreritos tipo Britney en Toxic (o Russell Crowe en Los Miserables). En el medio de la terraza hay una gran pasarela por donde pasan los invitados modelando. Por encima pasan aviones ya que el aeropuerto de Ibiza está relativamente cerca. Los cocteles son una delicia, sobre todo considerando que son las 10 de la noche y el sol nada que se escapa. Insisto, el sol es ibicenco.

Foto: Mark Tomaras

Allí nos enteramos de los ocho grandes clasificados a la final del Diageo World Class Reserve: España, Nueva Zelanda, Estados Unidos, Suiza, Australia, Noruega, Japón y Puerto Rico. Los brindis por nuestro latino son en exceso. Podrá no ser de nuestro país pero la camaradería con el puertorriqueño Mario Seijo se siente en toda América Latina (y también porque a los periodistas latinos nos encanta agarrarnos de un bonche).

Tarde en la noche bajamos hacia donde está David Guetta cerrando el concierto. La nota en el Ushuaia es alquilar las casas que dan para la piscina porque puedes festejar desde tu balcón. Para todos los demás lo que queda es una tremenda olla donde sencillamente brincar y brincar hasta que tengas los pies destrozados. Ahí se ve de todo, gente en tanga, gente en vestido, globos que vuelan por los cielos como si fuera una Campanita alcoholizada y sobre todo euforia. Eres amigo de todo el mundo, a tal punto que cuando regresas al barco te das cuenta que alguien te pintó la cara de neón y tú ni te diste cuenta.

Foto: Mark Tomaras
 
Ese nivel de euforia se repetirá todas las noches hasta agosto.  Y vaya que vale la pena lanzarte esa rumba por lo menos una vez en la vida.-

España Sirve los Mejores Tragos - Final del Diageo World Class Reserve

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Foto Mark Tomaras

Titulé la gran final del Diageo World Class Reserve Bartender of The Year como El Conclave del Licor. Escoger entre ocho participantes quien será el encargado de llevar como embajador las nuevas tendencias en el arte de los licores por todo el globo durante el 2013 es similar a la elección de un Papa. Solo que los pontífices no los verías en un bar… aunque se han visto casos.

El último día a bordo del Azamara Journey nos la pasamos navegando hasta llegar a la costa de Barcelona. Fue un día dulce y amargo, pues implicaba que mañana cada quien cogería su avión hacia su casa y la verdad es que hicimos entre los latinos una amistad fenomenal. ¡Parecieron tres meses en vez de una semana! Ahí vimos el último reto de los bármanes el cual consistió en preparar la mayor cantidad de tragos en menos de ocho minutos, así como hacer un ponche. Estuvimos felices porque el de España lo hizo fenomenal y el de Puerto Rico también.

Vestidos de azul, asistimos a la fiesta Don Julio a bailar “Get Lucky” la cual fue la canción no oficial del viaje de tanto que la pusieron. En La Última Cena, ya vestidos de gala, nos dimos las recomendaciones: “nadie se duerme porque Toto se larga a las cuatro de la mañana y aquí hay que sobrevivir”.

Y sobrevivimos. Muy a mi pesar porque el Azamara era como para quedarse a trabajar.

Atracamos en Barcelona y nos llevaron a la Plaza Monumental de Toros donde se celebraría la gran final. Estar en el medio de esa plaza fue un momentazo, particularmente porque eso son cosas que no se vuelven a repetir más nunca. A menos que me de por ser torero un día, pero no creo que eso vaya a pasar porque me acabo de acordar que no me gustan los toros. Pero la experiencia de estar allí es absurdamente fenomenal.
La Plaza Monumental


La final televisada parece una versión diminuta de los Oscar o del Miss Mundo. Cada juez entra y va nombrando a los ganadores de todos los retos que se hicieron durante la semana para luego nombrar a los cuatro finalistas regionales: por Europa, David Ríos de España. Por Asia y el Pacífico, Japón. Latinoamerica y el Caribe se lo llevó merecidamente Puerto Rico y Estados Unidos para Norte América y el Resto del Mundo. Jamás entendí qué es “el Resto del Mundo”. San Nicolás no participó pero luego me aclararon que Australia y Nueva Zelanda estaban en la contienda.

Finalmente salió Tim Phillips, el ganador del año pasado y entre esos cuatro bármanes anunció que David Ríos de España se había convertido en el Diageo World Class Reserve Bartender del Año. La euforia española se hizo sentir, y yo estoy contentísimo que se lo haya llevado. Tuve la oportunidad de conversar con él en varias ocasiones y es una persona fenomenal que seguramente aprovechará esta oportunidad como a quien lo invitan a la Luna. Uno se monta y goza. Y en el interín sirve tragos.

Los 5 Ganadores del Diageo World Class Reserve (Foto Mark Tomaras)

Luego en la rueda de prensa donde preparó un último gin tonic con los otros cuatro ganadores de las ediciones pasadas que se habían celebrado en Londres, Atenas, Nueva Delhi y Río de Janeiro, David respondió preguntas. La que me más me gustó fue cuando le preguntaron qué quería hacer a su regreso al Jitter Cocktail, bar del cual es propietario en Bilbao, España. David, con toda la humildad del mundo, respondió: “quiero abrazar a mi mujer, a mis hijos y tomarme un buen café”.

 

Así es. Ya que el viaje ha pasado y a mí solo me quedan recuerdos de buenas amistades, tragos espectaculares, vistas increíbles y risas, celebro la culminación de estos escritos con un buen café (con un chorrito de Ron Zacapa para no perder la costumbre). El consentimiento de esta oportunidad es una de las cosas más increíbles de este año. Me ha abierto los ojos hacia el mundo de la coctelería, y hacer apreciar la figura del bartender como un personaje esencial para el buen servicio y la experiencia.

Sobre todas las cosas, me encanta que Diageo tenga una iniciativa como ésta. Aunque solo 44 bartenders llegan a la gran final, son más de 15 mil bartenders alrededor del mundo que se benefician con esta actividad la cual sirve como agente multiplicador para el consumo responsable en los mejores bares y restaurantes del planeta. Pero yo sentí más que consumo responsable a bordo del Azamara Journey. Eso fue una experiencia donde la elegancia se mezcló con la ameno y la amistad se sirvió con una buena dosis de alegría. Fue un viaje increíble que espero algún día en el futuro repetir. Mientras tanto, brindo por las cosas buenas.-

Nota: Mi artículo sobre esta experiencia estará disponible en la Edición Aniversario de la Revista Etiqueta en septiembre. Pero ya tienen una primicia de mis mejores momentos.
 

El Espía Que Me Habló

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En los Carnavales de este año se organizó para los caraqueños que nos resistimos a abandonar la ciudad, una gran fiesta en los jardines de la Quinta Samambaya. Allí, entre actores, disc jockeys, escritores y modelos me fue presentado un americano de 35 años el cual para ese momento no podría ni imaginar la fama que le vendría en este país incierto, cuyas políticas y fantasías regentan.

El cineasta hablaba español entrecortado pero sin tapujos. Uno de esos personajes con actitud sobrada que de pena nada conoce. Pero conmigo prefirió hablar en inglés. Un simple “yo soy documentalista” de su parte y otro “yo soy de todo” de la mía bastó para entablar una conversación que duró cuatro idas a la cava para repotenciar el whisky.

El estadounidense tenía tiempo en el país. Se había interesado en captar imágenes para un documental acerca de la Revolución Bolivariana. A Hugo Chávez todavía le quedaban 45 días de vida pero ninguno de los dos, ni nadie en Venezuela salvo quizás un puñado de poderosos, tenía manera de saber que el hijo de Sabaneta, pupilo de Fidel, moriría. El Presidente seguía en Cuba recuperándose “exitosamente” según el Gobierno lo cual el cineasta aprovechó para dedicarse a filmar ambos lados de una Revolución sin Comandante.

Además de conversaciones con la oposición, me contó que había logrado entablar una cándida amistad con miembros de las filas bolivarianas. Ahí se adentró al Barrio 23 de enero, se fascinó con Humberto López, mejor conocido como el “Che Guevara venezolano”, y palpó un lado humano del chavismo al que detractores no tienen acceso. Sin embargo, su real preocupación era que el país –sobre todo el sector opositor- no estaba preparado para lo que posiblemente podía convertirse en realidad: ¿qué pasa si el Comandante se muere?

Para él, la inconcebible decisión sobre la continuidad del mandato emanada por el TSJ; los confusos partes médicos del Alto Gobierno, amen de un derrotado Henrique Capriles, no daban para que la oposición tuviese una respuesta sólida y un plan de acción ante esa inquietud. You’re pretty much fucked”, me dijo despidiéndose. “And yet you’ll have a fucking good film”, le respondí yo. Se  rió.

Un mes después Hugo Chávez entraría a un féretro. En un tris se celebraron unos comicios, aún cuestionados, que dieron ganador a Nicolás Maduro y lo atornillaron en el poder. En el ínterin, el Gobierno, con la quema de unos CDI que hasta el sol de hoy nadie ha visto incendiar, desvió la atención de un supuesto fraude electoral. Pero más atónito fue el conocimiento a la opinión pública de una operación pagada por una agencia de inteligencia extranjera, aún no identificada, cuyo máximo tarifado tenía como tarea crear una guerra civil en Venezuela. Ese espía era Tim Tracy, el cineasta con el cual conversé en aquella fiesta.

Jamás se probó nada sobre él. El Ministro de Interior y Justicia que lo apresó, por “propiciar el caos para abrir las puertas a una intervención”,  nunca pudo explicar cómo sabía desde octubre –cuando Chávez todavía creía en el 2021- que habría una revuelta en abril. El caso fue tan balurdo que el cineasta languideció en la cárcel por más de un mes con solo breves notas de prensa como “Cineasta al Sebin”; “supuesto espía trasladado al Rodeo”. ¡Hasta Rosita tuvo más tráfico!

En junio, casualmente el mismo día en que Elías Jaua logró una ansiada reunión con John Kerry, el cineasta fue deportado a los Estados Unidos. Y yo me pregunto ¿acaso los espías terroristas son canjeables por un café?

Tim Tracy me demostró a mí en una conversación de cuatro whiskys que su interés era mostrar a la “Revolución”.  Lo que nunca supo es que él sería su propio protagonista. Ahora yo saco las cotufas y espero por su cintal. Cómo El Poder Judicial Más Corrupto de América Latina Metió Preso a un Cineasta Por No Saber Explicar Sus Propias Ficciones es digno de un Oscar. No importa que los 500 videos que grabó en Venezuela le hayan sido incautados, su sola historia basta. A fin de cuentas, el verdadero espía de esta Revolución, Mario Silva, lo hizo con tan solo un audio y eso causó más zozobra nacional que cualquier 007 descarriado que haya inventado este régimen.

Revista Climax | Edición Julio

Por Qué el Matrimonio entre Nicolás y Cilia es Bueno

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Celebro plenamente que Nicolás Maduro y Cilia Flores hayan decidido lanzarse al agua como lo hicieron el pasado lunes 15 de julio. Ayer, en una reunión con los únicos gobernadores que existen para el Gobierno –los rojos, rojitos-, Nicolás admitió haber contraído nupcias con su Cilia ante la sonrisa guasonesca del “casamentero de la Revolución”, el Alcalde Jorge Rodríguez. Ahora Cilia es una legítima Primera Dama, aunque prefiera el muy cursi título de “Primera Combatiente”. Cilia ahora es Sí-lia.

Mi causa de júbilo se debe a que la pareja presidencial lo hizo “en apoyo a la juventud”. Con los tres embarazos adolescentes que ocurren cada minuto en Venezuela, lo menos que puede hacerse en este país es formalizar las relaciones. Pero más allá de un mero tecnicismo, se trata del cumplimiento de una promesa.  

Para diferenciarse de un muy soltero Henrique Capríles en la campaña presidencial, Nicolás prometió que si ganaba la presidencia el 14 de abril, se casaría con la mujer con quien tiene 19 años de relación (nietos incluidos como las baterías Energizer). “Ganó” la presidencia y se tardó tres meses en cumplir la promesa que le dio más cancha. Eso dice mucho de Cilia Flores. No conozco a ninguna mujer con promesa de matrimonio que no esté sometida a una dieta estricta. Esperar tres meses a punta de atún y lechuga como las Misses es francamente una prueba de resistencia.

La pareja presidencial como uno se la imagina, él de corbata, ella de perlas, dos hijos y un perro salchicha, es un producto de exportación típicamente gringo y esperar que en estos trópicos se repita la formula John y Jackie Kennedy implica incluir también a Marilyn. Es cierto, Leoni, Caldera y Herrera Campins tuvieron insignes mujeres a su lado que cumplieron su papel sin soportar a una Du Barry en la corte. Pero mientras Carmen Valverde de Betancourt se divorciaría discretamente de Don Rómulo tras culminar éste su mandato, otras tuvieron que adaptarse a tener a una Ana Bolena cambiando cortinas en el salón de Diana La Cazadora.

Sonados fueron los casos de Jaime Lusinchi con Blanca Ibañez y ni hablar de Carlos Andrés Pérez quien no vivió lo suficiente como para ver el reality show que hicieron sus dos esposas con respecto a la sepultura de su cuerpo. Hugo Chávez se trajo a Marisabel en pamela para Los Próceres y luego se divorció de ella. No se le conoció una nueva pareja oficial aunque nombres no faltaron. Ni hijos recién salidos a la palestra pública tampoco.

¿Importa la unión matrimonial entre Cilia y Nicolás entonces, cuando la pareja presidencial venezolana no siempre ha sido un modelo ejemplar? Yo creo que sí. Y no, como dicen algunos, para ofrecerle a Nicolás con este matrimonio la nacionalidad que a él se le cuestiona en algunos pasillos. Más bien ponen en el tapete la figura del matrimonio como opción de unión.

En menos de diez años las uniones en matrimonio de los venezolanos mayores de edad cayeron en cinco puntos según el Instituto Nacional de Estadística. El 25.6% de los venezolanos están casados, mientras que el 27.9% viven en uniones de hecho, siendo ésta la primera vez en los últimos 60 años donde hay más venezolanos arrejuntados que con anillo al dedo. Ni hablar de solteros. Es la primera vez donde hay más gente solitaria en el país.

No creo que esta haya sido la razón de Nicolás para cumplirle la promesa a su Cilia pero espero sirva como fomento para discutir situaciones que no están claras en la Ley. Los derechos y deberes del cónyuge facilitan enormemente las cosas a la hora de una compra-venta o una herencia. No así para los concubinos o parejas del mismo sexo. Quizás sea la hora de hablar de matrimonios para todos. Y si la unión matrimonial de la pareja presidencial sirve para legalizar uniones, mis aplausos. Solo les pido, dada la reciente viajadera gastiva de Nicolás, que no se vayan de luna de miel.-

Eterna Marina

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Llegué a Marina Abramovic por carambola y ahora estoy obsesionado con esta artista del performance. En sus obras ha explorado la reacción de su cuerpo con los demás, como por ejemplo posicionarse completamente desnuda en la entrada de una puerta estrecha frente a un hombre, también desnudo.  La idea es que el público pase entre ellos y ver cómo reaccionan. ¿Hacia qué lado te volteas, hacia el lado del hombre o el de la mujer?

En Ámsterdam, Marina hizo otra exposición donde se acostó sobre una tabla. Junto a ella habían artefactos que la gente podía tomar y hacerle lo que quisieran. Había una pluma con la cual le podían hacer cosquillas y miel pero también había una fusta, y una pistola con una sola bala. A Marina le pasó de todo, un hombre agarró la pistola y se la puso sobre la cabeza; otro lo detuvo para que no la matara. Le arrancaron la ropa, le escribieron cosas, y le pegaron. Cuando terminó el performance y Marina se levantó, la gente corrió, jurando que Marina cobraría venganza. Nada de eso, lo que probó fue que la gente es buena, pero a la larga pueden llegar a ser brutales.

 

Mi llegada hacia ella se dio cuando me topé con este video de un performance que hizo en una retrospectiva que el MOMA le dedicó en el 2010. Llamada El Artista Está Presente, el acto de Marina fue estar en un amplio salón, sentada a solas en una mesa de madera y completamente en silencio. Cualquiera que quisiera podía sentarse frente a ella y Marina levantaría su mirada para verla a los ojos por un minuto completo.

Viendo el documental que acompañó esta retrospectiva, me dio curiosidad ver cómo la gente reacciona ante este juego. Hay unos que sonríen incómodos; otros que miran en silencio; algunos lloran a mares. En serio, ¿cómo reaccionas cuando una persona extraña te mira fijamente? Yo estoy seguro que jamás levantaría la mirada en todo el minuto de “conversación” con Marina de haber tenido la oportunidad de asistir a esa exhibición.

La sorpresa –incluida en el video que pongo aquí- es que uno de los asistentes a la exhibición causa en Marina una sensación la cual no experimenta con ninguna otra persona. Marina se echa a llorar. La persona frente a ella es el artista Ulay, quien fue compañero artístico y amante de Marina. La manera en cómo terminaron fue bastante emocionante. En 1988, cada uno se posicionó en los dos extremos de la Gran Muralla China y caminaron hasta encontrarse en el medio. Allí se vieron, se abrazaron y se despidieron para más nunca volverse a ver, hasta ahora, veintitrés años después.
 


Este video me ha puesto a pensar en toda esa gente que tengo años que no veo y que son queridas para mí. Ayer me di cuenta que yo hablo todos los días con La Gorda a quien no veo desde el año 2008. Cinco años completos en los cuales el contacto físico de abrazarse no ha existido, y aún así yo siento que vi a La Gorda ayer. Con mis amigos del campamento me pasa lo mismo. Es una relación de Facebook cada día más presente pero son ocho los años en los cuales yo no los he visto. ¿Lloraría al ver a La Gorda o a uno de mis amigos del campamento? No. Pero tampoco estuve enamorado de ninguno de ellos, así que la relación de Marina con Ulay es otro nivel.

Yo creo que más bien es una contemplación silenciosa de algo que fue. Hay personas que terminan  porque ya eso no iba para el baile; porque la relación es imposible; o porque se quisieron demasiado. Algunos quedan amigos, otros no, pero lo cierto es que no se ven todos los días, ni se permiten sentir por esa persona lo que alguna vez se sintió.

Cuando los romances terminan así, siempre hay ese momento de silencio ante un reencuentro. Aunque el saludo es cordial y amable, siempre hay una chispa mínima donde no sabes si apretar la mano o tumbar a esa persona al suelo a caerle a besos, no importa quien te vea, ni donde sea. Es siempre un “qué hubiera pasado si…” que no se dice, y que se borra de la mente tan rápido como se siente. Cada quien en su camino, con el solo pensamiento, de que todo está bien… todo va a estar bien
Hay parejas que son como Marina y Ulay. La digna representación de lo que alguna vez dijo José Ángel Buesa en su Poema de la Despedida: “te digo adiós y acaso, con esta despedida mi más hermoso sueño muere dentro de mí. Pero te digo adiós, para toda la vida, aunque toda la vida siga pensando en ti”.

Y eso sí es un performance.-

El Bebé Cambridge: Un Bebé (con) Real

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En lo que han parecido dos años de embarazo, finalmente Kate Middleton, duquesa de Cambridge, dio a luz al heredero del trono de Inglaterra, un varón de 3,79 kg. Con cientos de fotógrafos a la espera, Trending Topics mundiales y la revista ¡Hola! en reunión de emergencia para decidir el titular de portada, la Kate se tomó su tiempo. Tanto, que seguramente a la Reina Isabel le dio chance de inaugurar dos alas más del hospital.

Debo decir que estoy un poco decepcionado sobre la manera como lo presentaron ante el mundo. A los ingleses les parecerá que un discreto comunicado a las puertas del Palacio de Buckingham es lo apropiado. Tampoco se puede ser tan niche como los Grimaldi, quienes en 1957 cuando nació Carolina vieron como una lavandera abrió una ventana del palacio y le gritó a los monegascos: “¡Es una niña!” Pero por lo menos algo regio esperábamos. Algo tipo Simba encima de la roca, pues. Mínimo a lo Michael Jackson en el balcón.

Convertirse en heredero de la monarquía británica implica una sola cosa: paciencia. La Reina Isabel II tiene 60 años aferrada al Trono de San Eduardo como si estuviera pegada con Krazy Glue. Eso ha dejado a Carlos, príncipe de Gales, como el Paciente Inglés. Cuando Beatriz de Holanda anunció su abdicación a favor de su hijo Guillermo a principios de este año, desde Buckingham lo que se oyó fue: “Ves mamá que otras sí lo hacen” Y cuando Alberto de Bélgica abdicó la semana pasada, lo que se oyeron fueron sonidos de escopetas y gritos de “¡Mamá! Salte. ¡Salte ya!”

Poco alivio puede causar el recordatorio que la Reina Madre murió a los 101 años. Si Isabel repite el patrón de su madre, a Carlos le faltan 14 años más. En términos criollos, todo Chávez pues. Eso quiere decir que si la Reina Isabel se coronó en la era del Episodio 2 de La Guerra de las Galaxias, Carlos será rey en la era del iPhone 18; Guillermo en la de Los Supersónicos; y el Bebé Real cuando la última Kardashian salga de un restaurante sin que a un paparazzi le importe.
 
Es una lástima que no se nos haya revelado el nombre del bebé. Seguramente será algo tradicional que incluya tanto a Carlos como Felipe en el roster de lo que se presume será un largo nombre. Pero sería chévere mezclar las cosas y llevar a este bebé a la modernidad. No me opongo a un nombre monárquicamente inglés como Jaime o Jacobo pero si por mi fuera, el bebé real se debe llamar James Bond Carlos Harry Potter David Beckham Mick Jagger Eltonyon Windsor Midddleton.

Lo que sí puede esperar este bebé es que estará expuesto a una de las fortunas privadas más grandes del mundo; aprenderá a cortar cintas con tijeras maxi grandes y resolverá contestarle las llamadas a una anciana Cristina Kirchner empleando la muy británica frase: “por enésima vez, vieja loca, ¡que las Malvinas no son tuyas!” Tendrá dos tíos muy cool, el príncipe Harry y la tía Pippa “mi trasero opacó la boda de mi hermana” Middleton. Su vida le dará de comer a todos los empleados de Corazón Corazón y tendrá que lidiar con algo que a la gente común no le pasa: recordarse en cuál palacio fue que dejó el cargador de su celular.

Por nuestra parte y aunque nada tenemos que ver con monarquías salvo las de caudillo, le damos la más cordial bienvenida a este nuevo príncipe. Probablemente pasarán 70 años antes de que ocupe el trono pero que eso no lo detenga de gozarse el privilegio. Que Santa Diana lo cuide y lo favorezca y que no llore cuando vea algo feo en este mundo (eso es contigo, Camilla Parker Bowles).-

Ante el Deterioro del Servicio en el Cine: Me Ofrezco en Empleo

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Tenía tiempo sin ir al cine. Aprovechando que mis hermanos no habían visto El Gran Gatsby, y que yo tengo tiempo sin ver a mis hermanos, compré tres entradas en el VIP del CINEX del Centro Comercial San Ignacio. 350 Bolívares la gracia, cosa que aún me parece insólita pero por lo menos sabía que me iba a garantizar sillitas tipo avión de primera clase, aire acondicionado en grado antártico y poca gente en la sala que revisa su celular a toda hora y molesta a los demás con el brillo.

Llegamos temprano para comer, y la poca opción de locales gastronómicos nos llevó como siempre a La Romanissima, donde cada vez son peores sus pizzas. Ahí sentado, vi como una especie de atracción infantil aparatosa está puesta sobre lo que antes era Li Bar. Otro bar de la ciudad que cerró sus puertas. Arriba de nosotros, Le Club quien este sábado también baja la santamaría para mudarse a otra locación al no poder soportar los precios de alquiler.

La vida nocturna ha cambiado en Caracas. Sentado ahí con mi pizza infame no pude dejar de pensar que la mayoría de tiendas que hoy venden hornos, bisutería y neveras, algún día vendieron trago, romance y noche. Siempre fue insólita la idea de rumbear en un centro comercial, pero a eso nos adaptamos los caraqueños. Y ahora ni eso existe. En el San Ignacio solo quedan algunas pocas cervecerías, y Suka, eternamente Suka.

El cine parecería ser una opción nocturna buena, bonita y barata pero tampoco ha escapado del deterioro. En la sala VIP de CINEX hay una taquilla para retirar tus entradas, pero ahí no hay nadie que te atienda. Tienes que ir a la taquilla normal para buscarlas. No es un camino largo, pero es ilógico, considerando que la sala VIP tiene un acceso distinto al cine normal.

Afuera de la sala VIP de CINEX, no queda nada que diga VIP. Un concepto banal, pero que antes por lo menos sentías que estabas en un lugar diferente. Los muebles de espera han desaparecido y en su lugar hay unas sillas de plástico tipo feria de comida. El baño tiene un cartelón que dice “dañado” en sus urinarios, y en el bar hay otro que dice “solo efectivo”.

Dos botellas de whisky Buchanans yacen en un mostrador vacío. Están ahí nadie sabe por qué. A fin de cuentas, pides agua y te dicen: “no hay agua”. Todavía te llevan las cotufas hasta tu butaca, pero la era de la cortesía de una miserable cotufa se perdió. Aquí todo cuesta. Hasta el aire acondicionado que no hay.

Los acomodadores de la sala son amables. Por lo menos a la señorita a la que me encuentro cuando me veo obligado a salir para decirle que si por favor le puede decir al encargado que el foco de la película está mal y que nadie puede ver nada, hace algo por solucionar mi descontento. Me siento en mi silla de nuevo. Otras tres personas se han levantado de sus sillas para quejarse. Y eso es lo que me da más rabia: de 48 personas que llenábamos la capacidad del cine, solo cuatro nos levantamos a quejarnos.

Nos acostumbramos al deterioro. Ese es el final de la película.

Quejarme no sirve de nada. A fin de cuentas, he descubierto que las personas que más dicen: “estamos como estamos en esta anarquía porque nadie hace nada por solucionarla” es la que más compra películas piratas. Pero cuando las experiencias y el entretenimiento son cada vez más escasos y cada vez más difíciles de conseguir, siento que debo escribir sobre estas cosas. Y capaz CINEX me lee.

Así que con esto en mente la única solución que se me ocurre es: ME OFREZCO EN EMPLEO.
 


Señor de 33 años, graduado en dos carreras universitarias, calvo pero no lo suficiente como para que mi cabeza sea una pantalla de cine. Apasionado de la experiencia nocturna de esparcimiento cultural (léase ir al cine) y de comer cotufas. Quejón perenne de la práctica de comprar películas piratas (aunque confieso lo hago) porque siente que las películas deben verse en un cine que ofrezca: sillas cómodas, aire acondicionado, caramelerías surtidas (donde no digan: "solo efectivo" porque nadie tiene efectivo), sonido digital y oscuridad decente para apreciar las imágenes.

Se ofrece a: buscar agua en Farmatodo si no hay agua para la función de esa noche y después pasar recibo en la oficina. Abrir la puerta a revisar la entrada de cada quien y llevarlo hasta su silla diciéndole que la película que van a ver fue estrenada fuera de competencia en Cannes o quedarse callado porque comprende que hay gente que detesta a un sabiondo. Quedarse adentro de la sala los primeros diez minutos para corroborar que la película esté enfocada, que el aire acondicionado esté a una temperatura donde no haya que buscar cobijas contra la hipotermia y mandar a botar a la insegura que no puede estar sentada dos horas sin revisar su celular cada cinco minutos. También se ofrece a  sentarse en sillas para comprobar que todas funcionen y que no tenga que venir alguien a comprar una que necesita reparación. Si hay que barrer, pues barre. Lo VIP no quita lo pulcro.

Un plus, seleccionar temas mensuales o específicos para la película a ser proyectada para el bar VIP. Ordenar a que se preparen cocteles inspirados en Superman o en Bolívar. O quizpas pedir un sushi en caso de un reestreno tipo Memorias de una Geisha o lo que sea que actúe Ken Watanabe esta temporada. Revisar los fun factsque a veces ponen antes que comience la película los cuales francamente son terribles y deberían ser trivialidades sobre la película que se va a ver  sin dar spoilers. Por ejemplo, reseñar la colaboración de Tiffanys y Miuccia Prada en El Gran Gatsby; nombrar los actores considerados para los papeles principales; etc. Esto no solo complementa la experiencia, también brinda un pequeño mini foro previo a lo que se va a ver.

También se ofrece para dar charlas sobre festivales, pasar proyecciones especiales de películas que todo el mundo debe ver antes de morir en horarios que no interfieran con la programación normal. (Ojo: en la temporada del Oscar, traigo mi propia alfombra roja). Y si tiene que contratar escoltas y poner conos o vestirse de esmoquin y ser James Bond para que se vuelva a abrir el cine de medianoche que tanta falta hace, pues con el mayor de los gustos.

Referencias disponibles previa petición. Pero la más importante es que soy enemigo del deterioro. Porque yo sí me creo el cuento que en el cine, el espectador es la estrella de la película.-

Buscamos Vigas

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Estoy ayudando en esta campaña. Si sabes o conoces a alguien que tenga una obra de Oswaldo Vigas en su casa u oficina, escríbeme a mi o a los contactos que pongo abajo. Thanks! Toto.-  

La obra del maestro Oswaldo Vigas, premio nacional de artes plásticas de Venezuela en 1952, será reunida en una ambiciosa publicación que actualmente prepara la Fundación que lleva su nombre: un catálogo razonado que incluirá toda la obra plástica del artista, así como textos de reconocidos especialistas en arte, quienes plasmarán la importancia de su obra en el contexto mundial desde diferentes perspectivas.

“Es muy importante que los coleccionistas y propietarios de obras del maestro, vean sus piezas incluidas”, explicó Lorenzo Vigas, hijo del Maestro y presidente de la Fundación Vigas.Las obras que estén incluidas quedarán automáticamente certificadas y pasaran a formar parte de los registros de la fundación. “y esto les confiere inmediatamente un valor especial ”

Para materializar el proyecto de reunir más de 70 años de carrera del reconocido artista plástico, la Fundación Oswaldo Vigas registrará e incorporará al proyecto editorial, obras que actualmente reposan en colecciones particulares. Las obras que no estén incluidas en este catalogo, quedarán marginadas de los registros de la Fundación.

Es así como la curadora venezolana Bélgica Rodríguez, presentará a Oswaldo Vigas en el contexto del arte latinoamericano; Marek Bartelik, de Estados Unidos, realizará un estudio sobre Vigas y el contexto internacional; Álvaro Medina de Colombia, desarrollará el tema del arte prehispánico y Vigas, mientras que Frederico Morais de Brasil, aportará otros aspectos sobre su obra. Además, habrá un capítulo dedicado a entrevistas y conversaciones, cuyo objetivo es mostrar a Oswaldo Vigas visto por sí mismo.

Para asegurar su participación, los propietarios de obras delmaestro Oswaldo Vigas pueden contactar a los responsables de este proyecto a través delcorreo electrónico obrasvigas@gmail.com , o a través de las redes sociales Oswaldo Vigas @oswaldovigas

La fundación mantendrá en resguardo la identidad de los propietarios. Garantizamos total confidencialidad.

He Encontrado a Mi Bisabuela Doppelganger!

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Ya en el tea party había conversado sobre los doppelgängers,o el doble fantasmagórico de una persona viva. Poco iba a imaginar que me iba a encontrar al mío propio, gracias a un tuitero que escribió lo siguiente: “@omar909: Rosalind Franklin, la mujer del Google Doodle de hoy, debe ser pariente de @totoaguerrevere”.


Fuck my life,soy yo en mujer.

Lo bueno es que me hace investigar sobre la que presumo fue mi bisabuela que me abandonó y resulta que es bastante interesante su historia. Rosalind Franklin es recordada principalmente por su contribución hacia la comprensión de la estructura del ADN. Eso me parece una maravilla, no seremos gente agraciada pero mi bisabuela ficticia y yo compensamos con la inteligencia.

Le enseño la foto a mi madrina y me responde: “menos mal que Bibi tu hermana es bella”. La verdad es que sí lo es, porque si yo hubiera sido la mujer en esta familia me habrían tapado con un velo para sacarme a pasear. Y por primera vez en mi vida me contento con mi calvicie. La verdad es que el pelo largo no me hubiera llevado a ninguna parte.
Muy contento de ser hombre. No llegaré nunca a los 50 Más Bellos de la Revista Estampas, pero whatever dude, mi bisabuela ayudó a descubrir la estructura del ADN. ¿Qué hizo la tuya

El Magno Bostezo del Lobo

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Esto sí le doy, no había nadie que denunciara un magnicidio como Hugo Chávez. Sé que es una frase fuerte pero Chávez mantenía una fascinación por los supuestos planes de magnicidio en su contra. En cadena nacional gritaba: “¡me quieren matar!” y sus electores coreaban y, dicen, se preocupaban. ¿Quién se atrevería a asesinar a Mi Comandante?

Esa respuesta todavía la ignoramos. En vida, Hugo Chávez denunció más de 25 planes desestabilizadores para aniquilarlo. No hubo ni un solo preso, ni un solo ajusticiado. Pero como la fábula de Esopo, Chávez gritaba "lobo", se le olvidaba al lunes siguiente y la vida continuaba. Al final se fue, solito en su cama. Su lobo fue un cáncer del cual aún hoy se desconoce la causa.

Ahora viene Nicolás Maduro a denunciar que un plan macabro de la derecha fascista atenta contra su vida. Yo no sé quién es la derecha a todas estas, pero sí sé que estamos demasiado pendientes en que no nos maten a nosotros. Nadie se quiere morir en este país, pero aparentemente es una moda que los presidentes se mueran porque los maten. Chávez le siguió la corriente a Fidel Castro, quien se ha pasado una vida denunciando planes de mandarlo al cementerio. Pero cuando ya el tercero viene a repetir la misma fórmula, la reacción del pueblo es más “ah, ok” que “¿en serio?”

Lo insólito es la manera como se le anuncia al país sobre este último plan de magnicidio. El Presidente de la Asamblea Nacionallanza el cuento: Luis Posada Carriles quiere matar a Nicolás. Tiene 85 años pero eso es lo de menos. Si la Duquesa de Alba fuera medio terrorista también la meterían en ese saco. Luego el Ministro de Interior y Justicia se entrevista en Telesur donde explica de manera enredada (aunque 20 puntos a la pasante que hizo las láminas) sobre el plan magnicida al “Baby”, el alias utilizado por los supuestos autores del plan para referirse a Nicolás.

¿Y qué hace el Baby? Pues el Baby tuitea lo siguiente: “Invito a Tod@s a ver al Min. Rodríguez Torres en Telesur 8:30pm, donde hará importantes revelaciones de planes macabros de la derecha.”  

Es difícil saber quién lidera este país cuando el que se dice es Presidente del mismo es a quien encargan únicamente de manejar su red social para poner a la gente a ver la tele. Eso es que si el último escalón en la pirámide del liderazgo. Solo le faltó decir: “posicionemos el hashtag”. No sé mucho sobre el poder, pero si a usted lo quieren matar, sea serio y declare con los tres o trescientos autores intelectuales a su lado.

Yo quiero ver el día en el que un presidente de este país se preocupe más por el “ciudadani-cidio” que por su propia vida. Ningún ciudadano en este país está más resguardado por anillos de seguridad que el mandatario nacional y es injusto que él y su séquito se quejen de que lo quieren matar cuando nosotros no hallamos que más blindar para que no nos hagan lo mismo.

Pero gritar “¡magnicidio!” siempre es más emocionante para alertar sobre el lobo. El problema es cuando ni al lobo le importa. El problema es cuando hasta el lobo bosteza. Pues al mentiroso nunca se le cree, aún cuando diga la verdad.-

Nicolás Maduro Que Estás Por Los Cielos

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No le llega ni a los talones a las millas aéreas alcanzadas por el Comandante Supremo. A fin de cuentas en solo nueve años –ni siquiera en catorce- Hugo Chávez ya le había tumbado al puesto a Juan Pablo II como el mandatario que más viajes había realizado al exterior. Para cuando falleció, Chávez había tocado suelo en tierras foráneas 294 veces, superando las 206 que pisó el Sumo Pontífice… en 26 años. A Nicolás Maduro le faltan los años pero como va su trayectoria de viajes, seguramente le hará el pique a su Pajaritus Predilectum.

Solo en los primeros 80 días de su gobierno, el Presidente Maduro se ausentó 15 días del país, lo cual supone el 26.5% de su mandato. Considerando que ha viajado de Buenos Aires a Minsk y de Roma a Managua, no vale la pena hacer una adaptación de la película Alrededor del Mundo en 80 Días. Nicolás y su comitiva, incluida Todo Terreno Cilia, son la película. La ironía es que el actor original Mario Moreno “Cantinflas”, se habría reído al saber que Maduro asistió al Foro de Países Exportadores de Gas en Moscú. Venezuela, por ahora, no exporta gas.

El problema del socialismo del Siglo XXI – ¿existe tal termino en el gobierno  madurista?- es que cree terriblemente importante en la venta del folleto “Aquí se construye Patria” en el exterior. No importa que haya una crisis universitaria, cifras mensuales de cadáveres superiores a los 400 tan solo en la capital, una impugnación electoral todavía discutible, y falta de papel toilette. La Rampa 4 en Maiquetía ya no es una pista de vuelo, es la nueva dirección presidencial.

Según el diputado Carlos Berrizbeita, en junio Nicolás Maduro ya había gastado los viáticos presupuestados para el año 2013. Tan solo en su primer viaje oficial por Argentina, Brasil y Uruguay, el autodenominado “presidente obrero” y su comitiva consumieron 300 cupos CADIVI ¿Hará Maduro sus propias carpetas como el resto de los venezolanos? Cuesta creerlo. Ya está anunciada para septiembre su visita oficial a la República PopularChina. Xi Jinping podrá viajar en Air China pero el de Venezuela vuela en línea privada. Nicolás es un presidente obrero, sí. Pero ante todo chic.

Las cifras alarman, sobre todo en el Tour de Quince Años que se lanzó la comitiva presidencial por Europa. Antes de pasar por Portugal y Francia, Maduro recogió el premio que le otorgó la FAOa Venezuela por progresos en la erradicación del hambre (la FAO claramente no hace mercado en tierras criollas). Luego se reunió veinte minutos con el Papa Francisco I en el Vaticano donde salió con la bendición. ¿Cuánto le costó a Venezuela esa gira bendita? $1.513.500. Como están las cosas en el país, Nicolás Maduro debería aprender a usar Skype. O  seguir con su Twitter. El Papa también tiene Twitter. Cuesta $0.

Según declaraciones del diputado Berrizbeita con solo ese viaje, se hubieran podido construir en el país 64 viviendas de 75 metros cuadrados, 34 canchas deportivas, 11 plantas eléctricas, 6 ambulatorios totalmente equipados y 5 escuelas básicas. Esto no es socialismo entonces, esto es un gobierno a lo Barbie Azafata.

Cruzando dedos algún beneficio tangible habrá para la Nación con los viajes presidenciales. Pero solo decimos esto: la mayor critica a Carlos Andrés Pérez en su segundo gobierno fue implementar medidas económicas en medio de un caos poblacional el cual no vio con beneplácito que el mandatario viajase por medio mundo. Ya no está el militar que se montaba en tanquetas para darle la bienvenida al mandatario viajero que regresaba de Suiza esa madrugada del 4 de febrero. Pero sí anda un pueblo arrecho y un Presidente que no se amarra los pantalones tanto como se abrocha el cinturón. 
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